Cuando hablamos de responsabilidad civil nos referimos a la obligación personal que tenemos de responder por daños causados a terceros por nosotros mismos o por otra persona que esté a nuestro cargo, bien sea por incumplimiento contractual o por algún perjuicio cometido contra alguien con quien no se había tenido previo contacto.
Según lo estipulado en el Código Civil, una persona que causa daños a otra tiene la obligación de hacerse responsable de la reparación de los mismos. En el artículo 1902, específicamente, queda estipulado que “el que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el daño causado”. En este sentido, la Responsabilidad Civil es la exigencia al causante del daño a responder o enfrentarse a un posterior enfrentamiento judicial; una obligación ciudadana que se debe cumplir en caso de que esos daños ocasionados puedan valorarse económicamente o infrinjan la ley (de manera intencionada o no).
Ante este panorama, los seguros de responsabilidad civil entran como un respaldo para cubrir las consecuencias negativas que estos daños puedan tener en nuestra economía. Son pólizas diseñadas especialmente para indemnizar al asegurado en caso de que un tercero efectúe una reclamación por daños que este haya podido causar. Los seguros de responsabilidad civil garantizan de forma general la cobertura en caso de que el asegurado cause lesiones a terceros o daños materiales a sus bienes y/o servicios, aunque también suelen cubrir los gastos de defensa, incluso por reclamaciones infundadas o que resulten ser falsas.
Modalidades del seguro de responsabilidad civil
El seguro de responsabilidad civil, puede darse en dos ámbitos:
Ámbito privado o particular
Dentro de este entorno, podemos encontrar diferentes actuaciones de las garantías de Responsabilidad Civil. En el caso de los vehículos (coche, moto, furgoneta, etc.) se trataría del conocido seguro a terceros, el cual, proporciona cobertura cuando somos los causantes de un accidente de tráfico en el que se daña el vehículo de otra persona ajena al asegurado.
Sin embargo, también podemos encontrar el seguro de Responsabilidad Civil, si hablamos de los seguros de hogar o comunidades. Alguna de las situaciones en las que esta garantía sería de ayuda, son, por ejemplo, los casos de escapes de agua que causan humedades en el vecino, incendios que afectan a fincas colindantes, o que caiga algún objeto por la terraza o balcón y cause desperfectos en el mobiliario urbano o en otras casas.
Como cabeza de familia también estás protegido por la garantía de RC, en caso de que tú, algún familiar que viva en la casa asegurada o tu mascota causen algún perjuicio a personas que no estén relacionadas con el asegurado por lazos familiares. Así que si tu hijo o perro, estropea un bien de otra persona, o alguna parte de la comunidad, tu seguro de hogar también podrá actuar.
Ámbito profesional
Las empresas y su actividad también pueden causar daños a terceros, ya sea tanto a clientes, como a proveedores, empleados o colaboradores. Los daños que puede sufrir una empresa, al final, son parecidos a los que puede causar una vivienda, sobre todo, si hablamos de comercios: un escape de agua o un incendio son eventos comunes y que pueden ocurrir en cualquier edificación.
En el caso de las empresas, además de los daños habituales que puede causar sus sistema eléctrico o de tuberías, también se añade los perjuicios que puede causar su actividad, por ejemplo, un hotel en el que se ha derramado agua en el suelo puede causar un resbalón a un cliente, una empresa que se dedica a hacer reformas, puede ocasionar daños accidentales en el baño o cocina del particular para el que trabajan, o una empresa de gran consumo puede sacar una tirada de productos con algún fallo que causen pérdidas o daños personales a sus consumidores.
Aunque la contratación de los seguros de Responsabilidad Civil es completamente voluntaria (a excepción de algunos profesionales del sector salud: médicos, veterinarios, psicólogos, etc.), nuestra recomendación es contar con él para mayor protección.
Un seguro de RC permitirá que la empresa continúe siendo económicamente viable después de hacer frente a las reclamaciones por daños que haya causado, por los productos que allí se fabriquen o por los trabajos que se llevan a cabo.
En conclusión, esta póliza puede ser de gran utilidad en nuestro entorno laboral y/o particular, siempre y cuando lo veamos como un mecanismo de amortiguación de costes y gastos para víctimas afectadas. Y lo más importante, para la tranquilidad de saberse respaldado en todo momento.